28 septiembre 2008

Better man

Creo firmemente que no existe nada que un buen domingo (sobrio) por la mañana no pueda arreglar. No me malentiendan, no soy de esas que adoran el sabático día dedicado a los dioses y al descanso, pero sí soy una fanática de las mañanas soleadas, especialmente éstas.

Duermo hasta tarde. Abrazo a la Catita (y doy gracias por tener un gato perro que se deja apretar). Escucho música bien fuerte sin que nadie me moleste, y tomo café mirando como Santiago se levanta. Esa es mi idea de vida.

Tanto, que a ratos ni me acuerdo de lo mucho que me arden los trozos de miocardio quebrado. O del miedo que siento al hablarte, al mirar tu cara buena... a creer en la promesa de que eres como ninguno de los otros, más sanito, con más olor a primavera.

Miedo, miedo. A volver a perderme en el infinito de un cuento repetido, de volver a las andanzas de mujercita desesperada, ansiosa, sedienta de besos y hambrienta de caricias.

Lord, i'm doing all I can... para que tú seas más nuevo, más mejor, y más actual.
Aunque un consejito a la ligera igual se agradecería.

21 septiembre 2008

La Necesidad.

necesito explotar de mi cuerpo
para verme desde fuera descansar
necesito sacarte de dentro
para ver si estoy detrás
necesito sacarme muy lento
todo el amor que no me das
necesito cerrarme la espalda
para que no entren más
necesito soñarme denuevo
sola en la nieve, el tren, el mar
pero en el tren, la va...
en el tren la va a besar

el llegó y se sentó en mi asiento
me miró sin titubear
me dijo que cuento tan bueno
está por empezar
está por empezar

y en el tren la va a besar
en el tren la va a besar
el riel se metio en el agua
llego hasta la profundidad
todo estaba tan oscuro
no habia nada mas que hablar
en el tren la va a besar
y en tren la va a besar.


y eso po, exactamente eso.





créditos: http://profile.myspace.com/index.cfm?fuseaction=user.viewprofile&friendID=398030074

03 septiembre 2008

sol de invierno.

¿Hay cachao que a veces te dai’ cuenta de la edad sobrenaturalmente atroz que teni’, y te dan ganas de puro matarte así porque en verdad todavía te senti’ de diecinueve y en verdad qué terrible, porque obvio que ya no teni’ diecinueve y obvio que tus actos tienen consecuencias y todas esas mierdas de la madurez que te escupían en consejo de curso en el colegio?

Bueno, y eso po. Yo tengo veinte en verdad, pero todavía me siento un año menor, y más tonta.

Todavía me cuesta un poco escribir. Me cuesta. No se si será algo típico, pero como que cuando la vida te abruma en exceso... no no, mal dicho. No es que la vida en verdad te abruma, es que te sobrepasa. Como que te pasan demasiadas cosas y no hay posibilidad de describirlas todas, a no ser que seas como estas locas que tenían estos diarios de vida particulamente cool, como la Ana Frank y la Anais Nin, y que en verdad se daban doña paja y se sentaban todas las noches (o mañanas, o vaya a saber una) a volcar todos sus sentimientos y pensamientos y etcéteras.

A lo mejor era porque no existía la tele en ese tiempo. O los iPods.

Y la cuestión es que me fui un tiempo. A olvidarlo campo adentro, y esa estupidez, y me aburrí infinitamente por casi dos meses. No voy a decir que la última vez que vi al Nico fue esa vez que me vino a dejar a mi casa ebria, aunque la historia tendría mucha más lógica si así hubiese sido. Algo así como:

“Y así fue como nunca más lo volví a ver. Esa fría mañana de mayo, cuando todavía nos queríamos un poco y algo más, nos dimos el último adiós y el último beso, y lo vi alejarse hacia el horizonte, mi abrazo aún aferrado a su cuerpo”.

Bonito, ¿cierto?

La verdadera verdad es que después de esa vez vinieron más veces, más encuentros, más besos, muchos más adioses, un par de gritos y –se rumorea- bastante más alcohol. Yo dormía todo el día, y mi mamá tenía la esperanza que madurara de aquí a finales de junio –fíjate-, y bueno, al final se aburrió y me llevó de un ala de vuelta a Cauquenes y allá me morí entre comedias romántica y novelas de la Agatha Christi. A finales de julio resucité, mandé una carta a facultad y pedí ir de oyente durante el segundo semestre, y como todos creen que me volví loca, me dejaron, porque les di penita. Yipee.

Fin de la primera parte.

Estábamos en que en verdad me siento más chica y más tonta y que me da cosa decirle a mi sicóloga (ahora tengo una de verdad) que me gusta escribir este tipo de tonteras, porque ahí si que se iría a las pailas todo este acto de madurez que estoy montando, en que, por ejemplo, veo al Nico el primer día de clases y...

- Me acerqué, y le dije Hola. Y el también me dijo Hola, y se mostró s ú p e r preocupado. ¡Te mueres lo tierno! Y bueno, esto puede sonar medio cursi pero como que tuve esta epifanía en que en verdad me di cuenta que lo quiero como un hermano, ¿kchai? Que en verdad él representa esta solidez de espíritu que me acompañó durante mis primeros años en Santiago, y que por eso cuando lo perdí me vi un poco a la deriva. Pero fue demasiado rico darme cuenta que en verdad no me gusta, y que nunca me gustó. ¡Uf, qué liberador!

Cuando la verdadera verdad number two es que lo vi, me escondí, lo vi denuevo, me miró con cara de “que xuxa hacís acá, pendeja loca”, esperé que estuviera solo, me acerqué, y le dije que se relajara porque que no era por él que había vuelto, me miró denuevo, se rió,
me TOMO POR LA CINTURA, me dio un beso DESCARADAMENTE cuneteado, y me SUSURRÓ al oído:

- No cambiai’ nunca, ¿cierto?.

Riéndose con esa mueca lujuriosa de sonrisa que tiene. Y yo, que casi caigo en paro ahí mismo y me vuelvo a morir, denuevo... decidí que esta temporada, Jóse TV iba a tener que hacer algunos cambios en el guión.

- ¿Qué tenis’ que hacer así como... ahora?- Y yo también me reí con una mueca lujuriosa de sonrisa, mientras buscaba con la mirada alguna puerta, algún escape más tibio a esta sucesión de mañanas frías que se continúan desde abril.

En tres años, verán, una aprende un par de cosas... Pero sólo un par.